Después de un año complejo, en el cual tuvimos que adaptar de manera precipitada el comedor en aula, el living en oficina y el dormitorio en gimnasio, este año se impone hacer un alto, repensar los ambientes y refuncionalizarlos teniendo en cuenta que la virtualidad intermitente llegó para quedarse.
Te presentamos cuatro tendencias que se imponen para mirar hacia adentro y hacer de tu hogar, tu lugar en el mundo.
Volver a lo natural De la mano de un diseño fresco que busca una mayor conexión entre el hombre y la naturaleza, vuelven con fuerza los materiales naturales, reciclables y orgánicos. Madera, piedra, mármol y ladrillo se combinan con cuero, yute, mimbre, bambú, ratán, lino, lana bouclé y algodón crudo para llenar de calidez los ambientes y lograr interiores cómodos y relajados. La vuelta a lo natural también se expresa en piezas de diseño hechas en barro o porcelana rústica y en diseños de vanguardia “hechos a mano”. Las artesanías, a través de sus imperfecciones, transmiten sentimientos y emociones que nos conectan con lo ancestral y lo posible. La perfecta imperfección de estas piezas le otorgan personalidad y distinción a cualquier ambiente.
Las mesas de una pieza de madera que luce sus vetas naturales se imponen en el living o comedor. La densidad del diseño de la veta determina su dureza. Un diseño apretado es más fuerte que uno menos apretado.
Minimalismo cálido
El interiorismo post pandemia se acerca a los sentimientos, alejándose de la tendencia fría y racional de los años 90. Si bien no se abandona el minimalismo, el concepto de “menos es más” se redondea, adquiriendo formas sinuosas, más amables, cálidas y placenteras. A través de algunos objetos de diseño vintage, irrumpe la sensibilidad de los años 60 y 70 pero con una conciencia ecológica del siglo XXI.
Una de las tendencias más innovadoras de este año es el mobiliario sostenible. Los nuevos materiales bioplásticos son la respuesta del mundo del diseño y de la moda al problema de los plásticos desperdiciados. Mobiliario de material reciclado y bajo impacto ambiental se cuela con mucha fuerza en la búsqueda de alternativas para hacer del mundo un mejor lugar para vivir.
La neutralidad de los últimos años se transforma en calidez con pinceladas de colores audaces que le dan vida al hogar. El blanco se aparta apenas para hacerle lugar al arena, el beige y el piedra, colores terrosos y neutros que se combinarán con rosas, amarillos, naranjas y marrones para conformar una gama cromática que se conecta con la calma y la serenidad. Este año buscamos tonos que evoquen felicidad y alegría.
Tip: el amarillo Iluminate es uno de los colores Pantone 2021. Vibrante como pocos, su fuerza y vitalidad llenan de buena energía los espacios.
En la búsqueda de bienestar y conexión con la naturaleza, las plantas y las flores ocupan un lugar esencial en la decoración del hogar. El verde nos conecta con emociones que benefician la salud y las plantas generan un campo energético poderoso. Cuanto más cuidadas y sanas estén, mayor será la frescura y la vitalidad que tendrá el lugar.
Las flores y las velas son el complemento perfecto para espacios donde se respira un estilo natural. Llenan de color y olor los ambientes y dan sensación de pureza.
Grandes ventanales, vigas vistas, piedra, madera y fibras naturales. Cuando el bienestar es el objetivo central, hay que prestarle atención a todos los sentidos. A la armonía que se percibe con la vista y la suavidad a través del tacto, debemos sumarle el placer del olfato. En esa búsqueda, las velas son las protagonistas.
Las rutinas han cambiado. Volver a lo natural es tendencia. Apostar por lo imperfecto, los materiales en crudo y lo atemporal será un acierto en 2021. Las casas relajadas, cálidas y acogedoras tendrán un plus en un año de mucho protagonismo del hogar. Manos a la obra. Bendiciones!
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